El tiempo está sobrevalorado, yo personalmente lo sobrevaloro.

Si, es importante, es la vida, es la muerte, es en torno a lo que gira todo, vivimos en función de ese tiempo, nos da miedo, nos provoca prisa, y lo sentimos como un reto. Hemos hecho diseño de él, historia, e incluso un calendario. Se han creado todo tipo de expresiones sobre ello, habladurías de la vida cotidiana, como “a quien madruga a Dios le ayuda¨ o que “el amor no tiene edad¨. Hay hasta enfermedades causadas por este fenómeno, que si depresión estacional, síndrome de Peter Pan, eyaculación precoz. Como vemos parece que no hay parte de la vida de uno en la que el tiempo no esté presente.

Los más rebeldes les gusta ir a contrarreloj, otros se mueven de este modo por defecto, hay también hasta personajes que le dan tanta importancia que presumen de no tenerlo en cuenta.

A mí, no me gustan los relojes de pulsera, pero si los de bolsillo, o los que se llevan colgados del pecho, serán tonterías, una simbología que a pocos importa, pero el tiempo no es cosa fácil de manejar.

También me gusta celebrarlo, van sucediendo cosas y supongo que gracias a él me gustan los cumpleaños, y las fechas señaladas en rojo en los calendarios, no es cosa de niños, y si lo es, es un privilegio que no me quitaran, me gustan los recuerdos, y el hecho de saber que aún queda tanto por hacer, por eso, celebrar un año, 365 días de algo, puede ser muy especial, sería el momento perfecto de revisar lo sucedido, y de pensar en lo que sucederá, porque esto acaba de empezar, ya ha pasado todo un año, pero quedan muchos por pasar, y espero que podamos celebrarlo por mucho tiempo.