Dos mil diez se acaba, y con él se va muchas cosas vividas. Es un tópico inevitable echar la vista atrás y hacer balance de las cosas que nos han ocurrido. Seguramente algunas buenas y otras no tanto. Todo eso pasará, vendrán otras y sólo nos quedará el recuerdo, nada más. El viernes a medianoche dos mil diez se irá y si todo va bien entraremos en dos mil once.

Es posible que estas sean mis últimas líneas de este año y me gustaría hablarles de lo que durante veinte años ha ocupado gran parte de mi vida. El fútbol. Y no lo haré con nostalgia ni mucho menos, lo haré muy feliz recordando como el once de julio un grupo de jóvenes consiguieron unir familias, amigos, levantar un país muy necesitado de alegrías y lo hicieron en representación de todos a ocho mil kilómetros de distancia. La copa del mundo de fútbol vino a casa. Fue algo bonito porque ese día ganamos algo más que un trofeo... Poco queda de esa alegría, volvemos a tener las caras tristes, demasiados enfados, demasiados políticos, muchos problemas. Pero en el recuerdo de este año por lo menos habrá algo que nos sacó una sonrisa en forma de ilusión… Muchas Gracias

The Strokes “Last Nite” ¿Qué mejor manera de acabar el año?